Es un municipio pequeño y tranquilo, rodeado de montañas verdes y paisajes serenos que reflejan la esencia rural del departamento de Olancho.
Su población se dedica principalmente a la agricultura y la ganadería, actividades que sostienen la vida cotidiana.
Las celebraciones religiosas y comunitarias fortalecen la unión de sus habitantes, mientras que la sencillez de su entorno y el calor humano de su gente hacen de este lugar un rincón acogedor y lleno de autenticidad.
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